martes, 23 de enero de 2007

El cargadero de mineral de El Piquillo

Al hilo de la recuperación de la antigua linea de ferrocarril como Vía Verde entre la punta de Rebombal y la antigua mina de El Hoyo, vamos a contar un poco la historia del cargadero del Piquillo.



Se situaba al final de la línea, en la mencionada punta de Rebombal y sus dimensiones eran las mayores de todos los que existieron en la costa. Fue diseñado por Alberto de Palacio, el ingeniero que realizó el Puente Colgante de Portugalete. La estructura del cantilever medía 100 metros de largo, de los cuales 65 metros eran volados sobre el mar. Estaba anclado en tierra mediante cuatro potentes pasadores que evitaban su vuelco. Su sección no era rectangular como el resto de cargaderos, si no con forma de trapecio, lo que le dotaba de mayor estabilidad lateral. La anchura útil del cargadero era de 6,20 metros, lo que le permitia alojar 3 vias. Solamente el peso de la estructura era de 400 toneladas. Su construcción se realizó por los talleres de la Sociedad Anonima Franco-Belga, situada en Miravalles (Vizcaya)



Esto no era todo, en la punta del cargadero se acopló una vertedera móvil que medía 20 metros. La cadena que soportaba la vertedera pesaba más de 5.000 kg.

Los trabajos de descarga eran espectaculares, según se nos relata en este texto de La Ilustración de Castro:
"Toda la estructura oscilaba de 15 a 20 cm. en las operaciones de descarga. Su anchura hábil era de 6´2 m. con tres vías por las que circulaban vagones con un peso total de 2´5 Tm. llevados por dos obreros cada uno. Una vez dado el empujón inicial ambos hombres solían subirse en los topes hasta unos metros antes de llegar a la vertedera, cuando habían de empujar de nuevo hasta volcar el contenido y regresar por la vía central. Intervenían hasta 21 vagones y otras tantas parejas en un circuito de pesadilla. En cada viaje recorrían más de 200 m. en ida y vuelta, trabajando de sol a sol (de 10 a 12 horas). Los vagones llevaban casquillos de bronce en vez de rodamientos, para facilitar su movimiento solían mojarse solían mojarse las víascon una mezcla de agua con grasa quemada; pero había vagones más livianos que otros y las parejas contendían entre sí, madrugando para obtener el mejor. Había un obrero en Ontón, Pepe Vélez, que era de corta estatura, llegaba el primero y se acostaba dentro del vagón. Cada barco se tardaba entre 3 y 4 días y eso si el tiempo lo permitía, en medio de un fragor considerable entre el rodar de los vagones, el golpe seco en el volquete, el mineral deslizándose por la vertedera, el vocerío de las órdenes, humoradas, gritos e imprecaciones de los hombres, el ruido del mar contra las rocas, mientras todo quedaba envuelto por una nube rojiza de polvo férreo y el barco, bien amarrado a las boyas y a tierra, cabeceaba en aguas de poco fiar. La operación de carga finalizaba con otra escena como de película de esclavos cuando 80 ó 100 hombres tiraban al unísono de los cables calabrotes que amarraban el barco a tierra."
En el año 1954 se moderniza con la incorporación de una cinta transportadora con la que se podía cargar 2000 Tn/hora. Esta mejora fue acordada por Vicente Elosúa con los holandeses para la mejora de la explotación de los carbonatos que se realizaba en las minas de la zona. Estuvo en activo hasta finales de los años sesenta.





Se mantuvo en pie hasta que el 10 de Diciembre de 1985 fue derribado por un temporal.

Fuentes: "La Cuenca Minera Vizcaína"; "La Ilustración de Castro"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Os recomiendo hablar un poco del cargadero de los pendios entre islares y cerdigo, que nunca llegó a estar operativo, os dejo un enlace de la página de Islares:

http://www.islares.com/menuv/menuv_02/v02_04.htm